EDUCACIÓN Y SENSATEZ

La educación, al menos desde que el gran pedagogo Sócrates intentara alcanzar la sabiduría provocando partos entre sus discípulos y detractores, siempre se ha producido por la interacción entre los seres humanos, por el encuentro del sabio con el ignorante, del instruido con el inculto, del versado con el iletrado, o, en resumen, del maestro con el alumno.

martes, 2 de agosto de 2016

El vendedor de humo (parte II)



La educación debe personalizarse”, nos dice sir Ken Robinson. Sin duda, es lo deseable. Pero “personalizar la educación” no equivale a “individualizar la instrucción”, que es lo que en realidad propugna el autor. Pues explica sir Ken que “el sistema educativo actual sigue un modelo industrial, estandarizado y conformista”. Ojalá en un colegio cada alumno pudiera ser instruido mediante una total atención personal. Podríamos proponérselo a la administración pública... Pero creo no es viable ni realista. A mi entender, personalizar la educación (que no la instrucción) es ver a cada alumno como a un ser único e irrepetible, con su temperamento, carácter y circunstancias. Es tener la posibilidad de ayudarle más allá de los conocimientos que pueda enseñarle, si es posible. Y creo que muchos profesores ya tienen esa disposición. Pero debemos instruir a los niños en el poso de cultura que ha conformado a nuestra sociedad: eso les ayudará a crecer como personas y les dará la verdadera autonomía y el espíritu crítico que tanto anhelan los gurús. Y para lograrlo, no veo realista ni necesario plantear esas píldoras personalizadas…

Para educar hay que alentar la pasión y conmover el espíritu”. Es lo deseable, aunque no siempre es posible, ni podemos mantener la emoción a flor de piel las 24 horas del día, ni siquiera cada minuto de lo que dura una hora de una clase... Para lograrlo propone como solución un “curriculum personalizado” para cada alumno, porque “cuando hacemos lo que nos apasiona, sea lo que sea, somos felices y nos sentimos plenos”. Vuelvo a reiterar que no es realista plantear esa instrucción personalizada. A su vez, aunque es cierto que somos más felices cuando hacemos lo que nos gusta, también podemos despertar el interés y la pasión por ciertas materias que, en un principio, no atraen al niño. No me parece lógico que el niño vaya al colegio a aprender lo que él quiere. Se puede discutir sobre las asignaturas y sobre sus contenidos, pero de ahí a que el niño elija lo que quiere aprender sólo porque es más acorde con sus gustos… ¿Qué criterio tiene un niño o un adolescente más allá de sus apetencias o intereses particulares? Aunque no me parece una mala idea plantearse un espacio o unas horas de colegio para dedicarlo a las materias de su intereses.

Lo importante no es superar cursos sino desarrollar al máximo las capacidades de la persona”. Vuelvo a estar de acuerdo con sir Ken Robinson. Pero hay un aspecto del que los gurús nunca hablan: del esfuerzo personal. Sin esfuerzo, no hay desarrollo. Y creo que esforzarse por aprobar una asignatura o por superar un curso, también implica desarrollar las capacidades de la persona. “El sistema educativo actual aleja a muchas personas de sus habilidades naturales”, nos recalca sir Ken. Ningún sistema es perfecto. Sin embargo, la atención, el uso del lenguaje o la educación de la voluntad, por ejemplo, son habilidades que todo ser humano debería desarrollar, si no me equivoco. El aprendizaje de estas habilidades, ¿es acaso antinatural? ¿Acaso atenta contra la naturaleza del ser humano aprender la propia cultura en vez de atender los intereses particulares de los niños? Creo que somos, cuanto menos, “animales culturales”. 

La educación debe transformarse en algo diferente a lo que es ahora”. Sir Ken, ¿podría especificar en qué debe transformarse? Pues sus propuestas siguen sin ser realistas y nunca ha demostrado que funcionen. “Porque lo importante no es superar cursos”. De acuerdo, creo que todos pensamos igual, ¿pero superar cursos no es un medio que puede ayudar a lograr aspectos que consideramos importante, o sólo nos deben importar la creatividad y los intereses del niño? “Debemos replantearnos los principios fundamentales en los que educamos a nuestros hijos”. Sir Ken: cada familia educa a sus hijos según sus principios. Al colegio no le corresponde inculcar esos principios. Básicamente es un lugar donde aprender lo que consideramos valioso y necesario, para transmitir el gusto por el conocimiento y también el conocimiento, para desarrollar las habilidades y capacidades que son necesarias para esos aprendizajes y también para la vida, como la lectura, la atención, la concentración, el desarrollo de la voluntad,…

Podría seguir horas y dedicar más entradas a sir Ken Robinson. Sin duda, es un tipo inspirador. Pero nada más. Básicamente porque estoy de acuerdo con Gregorio Luri: “Sir Ken no es la solución a los males de la escuela, sino su síntoma”.