EDUCACIÓN Y SENSATEZ

La educación, al menos desde que el gran pedagogo Sócrates intentara alcanzar la sabiduría provocando partos entre sus discípulos y detractores, siempre se ha producido por la interacción entre los seres humanos, por el encuentro del sabio con el ignorante, del instruido con el inculto, del versado con el iletrado, o, en resumen, del maestro con el alumno.

martes, 9 de mayo de 2017

¿Usar cuanto antes los dispositivos?




Hace un tiempo, encontré este comentario de un maestro en una red social: “Los dispositivos son una parte importante del entorno actual. Cuanto antes aprendan tus hijos a utilizarlos bien y con responsabilidad, a saber solucionar problemas con ellos o en ellos, y a entender cómo y por qué funcionan y qué usos les pueden dar, mejor preparados estarán. Serán menos ignorantes”.
Aunque comparto el fondo del mensaje, creo que hay dos cuestiones importantes que requieren matices. Porque el lenguaje y la asociación de palabras llevan a aceptar afirmaciones que, aunque estén escritas con buenas intenciones, son falaces. Pues el lenguaje nos puede traicionar.
En primer lugar: la afirmación “cuanto antes aprendan…” está rodeada de una evidencia (“son una parte importante del entorno actual”) y de dos palabras positivas (“bien” y “responsabilidad”). Y nos pasa desapercibida. Así que nuestra tendencia es aceptar acríticamente que lo mejor es que los niños usen cuanto antes dispositivos electrónicos. Sin embargo, no hay relación lógica entre esas palabras. Pongamos un ejemplo: también los vehículos con motor son una parte importante de nuestro entorno urbano actual. Sin duda, todos deseamos que nuestros hijos aprendan a usarlos bien y con responsabilidad. Pero hasta los 18 años no parece conveniente sacar el carnet de conducir y circular solo en coche: es un tema de madurez y responsabilidad personal en el uso del cacharro. Aunque podamos discutir si es conveniente permitir que conduzcan a los 16, creo que a los 10 o 12 años, ningún padre con dos dedos de frente consideraría que su hijo tiene la suficiente madurez como para circular en coche por la calle. Si lo cree conveniente, puede sentarse con él para hacer “prácticas” de conducir a la edad que quiera, lejos de la vía pública, para enseñarle a usarlo o a hacer “un buen uso” del coche. En cambio, creo que es diferente enseñar a los niños a circular. O enseñarles “cómo y por qué funcionan” los coches, algo que se puede lograr sin ponerlos al volante. Por ejemplo, charlando mientras se pasea, montando un motor, o circulando con un vehículo adecuado a su madurez: primero un triciclo, luego una bicicleta, más adelante una 49,... Y así hasta llegar al coche cuando tenga esa madurez. Que algo sea “parte importante del entorno actual”, no significa que necesariamente sea mejor que los niños lo usen “cuanto antes”. Me pueden decir que los coches con motor no son lo mismo que los dispositivos. Es cierto: sólo he intentado mostrar que el argumento del “cuanto antes” a causa de la importancia del “entorno actual” es falaz. Cuestión de lenguaje.
En segundo lugar, la ignorancia se define como “falta de conocimiento”.  Por tanto, teniendo en cuenta que la ignorancia se refiere al conocimiento de las cosas y no al uso de las mismas, dudo mucho que utilizar dispositivos electrónicos cuanto antes convierta a los niños en más o menos ignorantes. Conocer el uso de algo, no equivale a usarlo. Ni siquiera a usarlo correctamente. O afirmar que los niños estarán mejor preparados por el simple hecho de usarlos cuanto antes, nunca me ha parecido un gran argumento. Resulta relativamente sencillo usar un móvil, un ipad o un ordenador: lo difícil es dominar la electrónica o programar. A lo largo del capítulo 8 del libro Educar en la realidad, Catherine L’Ecuyer trata a fondo este aspecto, y concluye:
¿Van nuestros hijos a perder el tren tecnológico si no dedican años de su infancia y escolarización a usar las NT [Nuevas tecnologías]? Al ritmo actual de la obsolescencia tecnológica, lo más probable es que suceda más bien lo contrario. Habrán desperdiciado años clave e irrepetibles de su educación en aprender a usar unas tecnologías que, seguramente, serán obsoletas en el momento de introducirse al mundo laboral”.
De todos modos, puesto que la educación es un papel que les corresponde a los padres en primerísimo lugar, que los padres decidan con cada uno de sus hijos al respecto. Pero antes de tomar una decisión como, por ejemplo, comprar un móvil, quizá sea importante formarse e informarse bien para adquirir criterio. Por eso defiendo que, lo primero que debería preocupar a cualquier colegio, es ayudar a los padres en su formación, y procurar facilitarles información relevante (y no sesgada o interesada) sobre estos temas, para que los padres tomen las decisiones que crean convenientes. Porque no creo que educar en el uso responsable de las nuevas tecnologías sea competencia de ningún colegio. Además, lo que hoy en día se denomina “competencia digital” sigue sin ser una necesidad antropológica. Por mucho que las nuevas tecnologías formen parte de “nuestro entorno actual”, no hay evidencias de que se haya producido ninguna evolución del homo sapiens a i-persons, como se ha atrevido a afirmar más de un “experto” educativo.
Considero que los colegios deberían quedarse al margen en este asunto y ocuparse de enseñar aquello que es valioso, sin la necesidad de imponer el uso obligatorio de ningún dispositivo a padres, niños..., o profesores. Y todo ello teniendo en cuenta que la tecnología puede resultar muy útil para ilustrar conocimientos, o que no es malo usarla con criterio para la enseñanza.

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